lunes, 13 de mayo de 2013

Reina latinísima, la maciza María Teresa

maria teresa 001Es una de las dos únicas latinoamericanas que ocupa un trono en una monarquía europea y la única (quizás en toda la historia de la humanidad) que viene de un país con tan mala fama, bañado por el sol del caribe. Es Su Alteza Real, María Teresa, Gran Duquesa de Luxemburgo y la suya, es una historia realmente nutrida.
Nacida en Marianao, La Habana, Cuba, el 22 de marzo de 1956, María Teresa Mestre Batista es hija de José Antonio Mestre Álvarez y María Teresa Batista Falla y, bien vista, proviene de una familia aristocrática, una de las más encumbradas y ricas de la Cuba pre-revolucionaria, dueños de ingenios azucareros y bancos que, como muchos de sus coterráneos, salió corriendo de la isla al instaurarse el gobierno de “los barbudos” y trastocarse para siempre su orden social. Tenía tan sólo 3 años de edad y le tomó una vida de mudanzas y golpes de suerte, volver a darle una mirada a esa tierra en la que había nacido.
Llegados a New York, en el año 1959, empieza a estudiar en una escuela privada francesa donde tiene un primer contacto, infantil, con el Príncipe Enrique de Luxemburgo. En 1965 ella se va a Santander, España, con su familia; ahí viven algunos años hasta que vuelve a mudarse, esta vez a Suiza para matricularse en la Universidad de Ginebra en la carrera de Ciencias Políticas. Uno de sus compañeros de estudios, de nuevo, es el príncipe luxemburgués, quien trataba de vivir en el anonimato bajo el nombre de Enrique de Clairvaux. Era el año 1977. No se volvieron a separar.mariateresa 002El pequeñísimo país europeo que es Luxemburgo, tiene un estilo de gobierno prácticamente absolutista en manos de la familia Ducal; que son, dicho sea de paso, probablemente la familia real más rica del mundo. Más o menos, los Grandes Duques hacen lo que les da la gana, sobre todo en los asuntos inherentes a su vida privada; allí no hay que pedir permiso a nadie para salir airoso en los temas amorosos. Allá pasa lo que cada uno quiere que pase con su vida y, para guardar las formas, preguntan a un parlamento, que suele responder lo que los soberanos quieren escuchar. De modo que, para el heredero de la corona, casarse con María Teresa, a pesar de sus origenes, no produjo en absoluto ningún cisma social o político. A menos que hurguemos un poco en las propias confesiones de la Gran Duquesa María Teresa, quien asegura que su suegra, la (reinante para ese entonces) Gran Duquesa Josefina Carlota, una princesa hermana del actual Rey de los Belgas y más estirada que más nadie, sencillamente la odiaba, de puertas para adentro.
María Teresa volvió a Cuba en 2002 (por motivos estrictamente personales) acompañada de dos de sus hijos, se alojó en el Hotel Santa Isabel, en la Habana Vieja y según dijo descubrió algo muy fuerte “se llama cubanía, un sentimiento que cuando uno crece en una familia cubana no pierde nunca. Me he dado cuenta que sucede algo muy especial con los cubanos y es que están sumamente unidos. Por eso, aunque no estén viviendo en Cuba, crecen con Cuba, comen cubano, hablan cubano, sienten cubano y el corazón late cubano” Quizás, ese descubrimiento fue lo que hizo que se soltara el moño y la corona y declarara a los periódicos que su suegra la llamaba “la petit cubana” y le había hecho la vida imposible, echando a andar rumores tan falsos como que ella ansiaba regresar a Cuba para siempre porque estaba harta de las infidelidades (inexistentes) de su marido, el Gran Duque Enrique; y que había sido devuelta varias veces del aeropuerto, a punto de abordar un vuelo hacia el Caribe. Entre otras cosas, parece que su suegra no soportaba la música cubana que ella adora y la consideraba vulgar, por lo que la trataba de manera extremadamente despectiva e intentaba “destruir su matrimonio”  No se sabe, a ciencia cierta, si este real atajaperros tiene algo de cierto; Josefina Carlota murió y María Teresa reina imperturbable desde que en el año 2000 su suegro, el Gran Duque reinante Juan de Luxemburgo abdicó a favor de su hijo Enrique y la convirtió en Gran Duquesa Consorte, con el beneplácito de sus súbditos, quienes la aprecian, según ella misma dice, grandemente: “desde el momento en que llegué, fueron muy amables conmigo. Me hicieron sentir, enseguida, como en casa. Yo que nací en otro continente y viví en tres países diferentes hasta que tuve 21 años. Fueron años en los que sentí que no pertenecía a ningún lugar y necesitaba encontrar un país, y éste es uno donde la gente me lleva, realmente, en su corazón”
mariateresa 003Aceptada también en las Cortes Europeas, es invitada fija en cuanto sarao familiar se arma de palacio en palacio. Ella, encantada, a pesar de sus kilos de más y sus bien intencionados atuendos. Digámoslo pronto: el problema de Su Alteza Real María Teresa, Gran Duquesa de Luxemburgo es que, ella sería divina si tuviera 20 kilos menos y 12 centímetros más. Punto. Con esa estatura y ese cuerpito macizo, la pobre lo lleva bastante mal, al tratar de ponerse los vestiditos usuales de las soberanas que no son Carolina de Mónaco. Algunas veces ha atinado con ciertos modelitos correctos cuyo uso coincide con dietas exitosas, pero, abundan en la hemeroteca sus metidas de pata, como el insólito abrigo rojo que lució en la boda de su hijo Guillermo, o la inmensa pamela de la boda de Guillermo de Inglaterra. Aquellas veces en que alguien le recuerda que menos es más, acierta seguro, aunque sus piernas demasiado gruesas siempre la dejan mal. Por suerte, sus noches de fiesta son vestidas con bastante recato, telas suaves y poco miriñaque, aunque siempre con las muy ostentosas joyas guardadas en las bóvedas reales.
mariateresa 004Lo que si hay que decir es que cada foto de familia – tiene 5 hijos y dos nietos, que le ha dado un hijo que salió un poco locato – es la viva imagen de una familia “de bien”, sus hijos son verdaderamente guapos y tienen todo el estilacho que posiblemente le falte a ella. Juntos, se ven de ensueño, sobre todo, se ven ricos y poderosos. Separados, ella parece una cubana rica vestida de fiesta. Pero, eso es lo que realmente es.

4 comentarios:

  1. No critiquen a la cubana gordita.

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  2. Si el pricipe Enrique hubiese querido una aristocrata cubana pues podia haber escojido entre mas de 200 familias de Cuba que ostentaban titulos nobles, muchos de los cuales se encuentra en Europa despues de la revolucion pero, yo no cambiaria ninguna otra aristocrata, ni cubana ni de cualquer otro pais por esta cubanita, en ocaciones y con sus defectitos, bella por fuera pero mas importante bella por dentro.

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  3. El apellido de la madre es Batista, les dice algo ???

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  4. El cubano a donde llega nunca cae bien,lo consideran arrogante y con sentimientos de grandeza,el cubano tiene un luz particular,a donde llega brilla y triunfa y esto ha sido motivo siempre de mucha envidia

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