El Castillo de Ciergnon ha sido usado como residencia de
verano de la monarquía belga desde que fue construido por el rey Leopoldo II en
tierras compradas por el rey Leopoldo I para agradar a su esposa la reina María
Luisa. Era en principio un coto de caza, el cual se derribó para dar paso al castillo
tal como se conoce actualmente.

El Castillo de Ciergnon, una hermosa edificación de piedra
gris con cuatro picudas torres en las
esquinas, es en realidad (continua siéndolo) un coto de caza, está hundido en
el espeso bosque de las Ardenas, cubierto por frías nieblas, en la localidad
belga de Houyet a unos 100 kilómetros de
distancia de la capital belga. Pertenece a los fondos de la corona y es,
actualmente, uno de los lugares favoritos de los reyes Alberto y Paola, tras su
abdicación, al punto de convertirse en su segunda residencia.
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