martes, 14 de mayo de 2013

Reina buenamoza, la bella Charlene

charlene 001Podríamos decir que esta familia, tal como sucedió con Midas y el oro, convierte en escandalo todo lo que toca. Su abolengo, que existe aunque haya colegas que lo consideran de utilería, está plagado de casquivanas, corsarios, concubinas, bastardos o cualquier oropel de embuste, que se confunda con la belleza de sus hombres y mujeres y su fama, bien ganada, de aficionados a la rumba. Nada ha servido para ponerles freno, ni las numerosas desgracias que desafortunadamente han vivido, ni los príncipes de verdad que se han conseguido en el camino y han salido peores que ellos, ni el empeño sincero de damas bien intencionadas en aquello de enseñarles a poner la cabeza en su santo lugar. Allá donde vayan ellos, ira algún zaperoco en el que, quien vaya a su lado, será salpicado. Nadie se lo advirtió a esta joven y hermosa plebeya sur africana, o si lo hicieron, algo más poderoso realmente la deslumbró.
Charlene Lynette Wittstock nació el 25 de enero de 1978 en Bulawayo, Rodesia —hoy Zimbabue, Tuvo un desempeño notable como nadadora profesional y se convirtió en Su Alteza Serenisima Charlene, Princesa Soberana de Mónaco, gracias a una boda celebrada al aire libre en el patio del Palacio Grimaldi de Montecarlo. Su historia podría terminar allí; pero, está de por medio la familia a la que se unió. De modo que en realidad la historia, muy reciente, apenas empieza. A menos de dos años de haber ingresado con pie firme y toda la guapura de este mundo (la boda se celebró el 2 de julio de 2011) a la corte de los escándalos, sobre ella se han escrito casi más titulares que los que, en su hora, se ganó su cuñada, la inefable Carolina.
charlene 002Algunos probablemente no sean ciertos; algunos tendrán que ser confirmados por la historia. Unos, muy pocos, son reales y son tan banales que justamente son los que menos se leen. Por ejemplo, su considerable desempeño atlético: Fue miembro del equipo de relevos de 4x100 de Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de 2000 celebrados en Sídney y llegó de quinta. Acabó sexta en el Campeonato Mundial de Natación en Piscina Corta de 2002 en los 200 m espalda. En 2005 nadó para la Universidad de Pretoria. El 13 de abril de 2007, revalidó el título de campeona de Sudáfrica en los 50 m espalda en el Telkom SA National Aquatic Championships, con una marca de 30:16 segundos, finalizando tercera por detrás de la australiana Sophie Edington y la brasileña Fabiola Molina. Ganó varios títulos nacionales durante su carrera y planeaba participar en los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín, uno de sus sueños como nadadora. Entonces, en el año 2006, el apuesto Príncipe Heredero de Mónaco se le atravesó en el camino y se fueron al traste las piscinas y los bañadores olímpicos fueron sustituidos por diseñadores europeos de gran tralalá. Unos amores que, al parecer, habían comenzado en el año 2000 cuando ella participó en un campeonato de natación celebrado en el Principado en que ganó la medalla de oro en la prueba de 200 metros espalda.
El resto de las informaciones que sobre Su Alteza Serenísima, Charlene han trascendido son, o mentira flagrante o por lo menos, exageraciones de la prensa del corazón. Posiblemente, no se lleva del todo bien con su cuñada Carolina (archifamosa primera dama en ejercicio devenida en fiera defensora de algo que no se sabe que es, pero parece el “lustre de la familia” – si lo tuvieran) Posiblemente, no quiere ni que le mencionen a los hijos mal habidos de su marido (que son tres, procreados cuando todo el mundo decía que era gay) Posiblemente, le cuesta horrores adaptarse al protocolo de Palacio, (que en realidad no debe ser nada rígido, visto lo visto) y posiblemente, esa es la mejor de todas, salió corriendo por las históricas escaleras de palacio camino al aeropuerto de Niza, unas horas antes del sí quiero que cambió su vida (por no querer desmentir esta historia, ya ganaron una demanda millonaria contra el Paris Match) En fin, su vida de princesa está llena de cosas que posiblemente sucedieron, o sucedieron de veras, pero solamente lo sabe ella y posiblemente él: su marido y único interesado. Por lo demás, reparte regalos en navidad, se baila las suelas de los zapatos en el Baile de la Rosa, saluda a los monegascos desde el balcón el día nacional del Principado, se fotografía al lado de la cuñada díscola en la pista del circo y pone un poco más de glamour en el abierto de tenis de Montecarlo. Esas son, no en orden cronológico, sus obligaciones dinásticas. Su trabajo. Lo sabemos gracias a que – ya se los he dicho varias veces – cada paso que alguno de esa casa da, lo comentan hasta los pescadores en estaca de Ceilán.
charlene 003Todo lo hace con un estilo al que le ronca el mambo. Es preciosa, tiene una figura envidiable y un gusto para la buena ropa que solo se lo hemos visto a su cuñada Carolina y a su sobrina Carlota. Alta costura europea, sobrios accesorios, zapatos de las mejores marcas, joyas discretas de gran valor y maneras de top model, han convertido a Charlene en una de las testas coronadas (hasta ahora la más joven en ejercicio) más llamativas del continente europeo. Es memorable el atuendo que lucio en la boda de Guillermo de Inglaterra, o el abrigo beige del Día Nacional de Mónaco hace dos años o el traje nido de abeja que lució en la Gala Mónaco contra el Autismo en 2012, o el del Baile de la Rosa de 2011. La lista de aciertos es interminable; sencillamente, Charlene no ha decepcionado en jamás de los jamases. Es una pena que no la acompañe el gesto, siempre serio, preocupado, triste. Como si el final feliz de su historia no pudiera ser escrito nunca. Nadie sabe por qué, exactamente, pero el rumor - que existe desde antes de esa boda en la que ella lloró sus ojos - indica que ese matrimonio principesco funciona cada vez peor.
No deja de ser una lástima. Con ella, algunos pensaron que, a lo mejor, la nueva Serenísima Alteza pondría coto a la vida disoluta tanto de su marido como de los demás miembros de una familia que uno cree no la reconoce apropiadamente; tal vez por la influencia de una Primera Dama en ejercicio que no está dispuesta a perder sus derechos de permanencia; pero, esa es otra historia.
   charlene 004
 

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