jueves, 9 de mayo de 2013

Reina amenísima, la simpática Margarita

margarita 001Es la teatrera de la familia, la hippie “descocada”, intelectual y artista. Escribe, canta, diseña, actúa y hasta le baila ballet. Podría ser Ariel, el personaje de la célebre canción de Billo Frómeta; pero, es la Testa Coronada del Reino de Dinamarca y una mujer inusual que parece vivir por encima de los convencionalismos tradicionales de una familia real; aunque lleve en su carnet de Identidad una buena cantidad de apellidos nobles. ¿Contradictorio? Probablemente, pero a sus 73 años de edad, disfruta del aprecio casi unánime de sus súbditos, no deja de crear y dar sorpresas y lleva una vida que parece disfrutada hasta lo máximo. Para bien y para mal.
Es Margrethe Alexandrine Þórhildur Ingrid de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y Bernadotte nacida SAR Princesa de Dinamarca y Suecia, y convertida en Su Majestad Margarita II, Reina de Dinamarca, al día siguiente de morir su padre, el Rey Federico IX de Dinamarca, el 14 de enero de 1972. Lleva 41 años en el trono, años que ha aprovechado para lucir sus múltiples talentos, su educación privilegiada y su disposición a servir a su país sin tomar más pausas que aquellas a las que ha sido obligada por la vida. Es hija de la Princesa Ingrid de Suecia y nieta del rey Gustavo VI de Suecia, por lo tanto, es prima del actual monarca sueco y, como si fuera necesario añadirle pedigrí a un árbol genealógico florido hasta el extremo, es hermana de Su Majestad, Ana María, Reina de Grecia, (exiliados y protegidos por la Reina Isabel II en Inglaterra) por lo que es concuñada, prima lejana y buena amiga de Su Majestad Sofía, Reina Consorte de España.
Tal vez esas son las razones fundamentales para su desenfadado atrevimiento. Sabe que puede quitarse de encima las habladurías con un gesto; de todos modos, no parece importarle demasiado. No hace mucho tiempo, por ejemplo, montados los daneses en la ola de la prohibición casi universal contra el hábito de fumar (fuma como un cosaco) anuncio públicamente que ella “ni piensa abdicar ni dejará de fumar”. Defiende su vicio, del modo que defiende su vida privada, es decir con todo; lo único que ha concedido es que ahora se cuida de no ser vista en público con un cigarrillo encendido. Junto a su marido tradujo “Todos los hombres son mortales” de Simone de Beauvior, y su pasión más conocida es el diseño y la pintura. Ha diseñado vestuarios para ballet, escenografías para teatros y ha sido directora de arte para películas; ha exhibido sus cuadros en museos públicos (tan solo porque son buenos, no porque son de la reina) y ha formado parte del elenco de obras de teatro (más que todo, infantiles) y en una película en la que hizo de mendiga. Todas sus aventuras artísticas han sido pagadas y ella siempre utiliza esos pagos para fortalecer las instituciones a las que presta su colaboración, donando sus honorarios y permitiendo que su nombre sea anzuelo para la taquilla. Si algo tiene, es un compromiso a muerte con las artes y la educación de los daneses y no se exime de demostrarlo cada vez que le dan una oportunidad.
margarita 002En 1967 se casó con Henry de Laborde, Conde de Montpezat y eso también ha sido una particularidad vivida en público: El Conde de Monpezat no parece ser un hombre completamente en sus cabales y, en más de una oportunidad, ha resentido el papel protagónico de su mujer, contra el suyo “completamente inútil y de relleno”, según sus propias palabras. En ocasión de la boda de los príncipes Guillermo y Máxima, Henry de Monpezat dejó plantada a la realeza europea en pleno y no se presentó. Margarita entonces fue sola, sin saber que, el día de la boda, toda Dinamarca se desayunó leyendo unas incendiarias declaraciones del Conde, en las que prácticamente anunciaba- vía titulares de prensa – que abandonaba a Margarita. Ella no tuvo otro remedio que dejar a sus amigotas comiendo solas en palacio, y regresar a enfrentar al marido furioso. Nadie sabe que pasó en ese encuentro, pero la pareja se salvó gracias a un conveniente acuerdo: El conde, en tratamiento por depresión crónica según dicen, es libre de entrar y salir a su antojo y fue dispensado de los escasos compromisos a que asistía, autorizándosele a “escapar” a su castillo en el sur de Francia para cultivar sus viñedos y escribir libros. Cosa que según la crítica hace bastante bien.
El espíritu artístico y desenfadado de la reina Margarita es, con toda seguridad, lo que dicta su estilo, tan particular como ella. No viste bien, tampoco viste mal. Es Margarita de Dinamarca y nadie espera que su llegada a un evento (aunque sea de gran gala) deje a los asistentes con la boca abierta. Eso sucedía con Grace Kelly. Margarita está por encima de frivolidades. Favorece trajes que la mayoría de las veces se diseña ella misma (supongo que se los confeccionarán en palacio) y para evitar problemas, le encanta ir de un solo color de la cabeza a los pies. Es una mujer muy alta, por lo tanto casi nunca usa tacones y cuando lo hace, no exceden los 5 centímetros, tiene fabulosas joyas y es capaz de ponérselas “todas” cuando repican duro. De resto, suele llevar joyas que algún buen joyero danés ha confeccionado siguiendo sus llamativos diseños. Con frecuencia usa costosos abrigos de piel y, cuando la ocasión lo exige, grandes pamelas con elaborados adornos. Su nuera, Mary, considerada una de las princesas más elegantes del momento, no ha logrado transmitirle uno solo de sus aciertos vesturales; pero su hijo Federico, el heredero, uno de los príncipes más guapos de Europa, le sigue la corriente en su descuido chic al vestir. Usa lentes y siempre está un poco despeinada (da la impresión de que ella misma se recoge el cabello sin mucho preciosismo) repite vestidos, y aunque nadie la ha fotografiado en chándal o en vaqueros, es fácil suponer que los usa en algún momento. En realidad, creo que es el tema que menos le importa. Su Majestad Margarita II, Reina de Dinamarca, siente verdadera pasión por aprender y es una mujer de una cultura vastísima, quizás no tenga tiempo para ocuparse de la moda, un asunto que, desde tiempos inmemoriales, está reñido con la inteligencia, aunque requiere de ella. margarita 003

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