martes, 25 de junio de 2013

Trooping the Colour


Esa tal vez sea la razón por la que sentimos tal fascinación por la Monarquía Inglesa. Nadie tiene tanto sentido de la pompa y el boato de una casa real como ellos. Los británicos son tan cuidadosos en preservar tradiciones que datan de hace tres o cuatro siglos, que resulta difícil entender la vida por esos pagos, sin tener en cuenta, de manera primordial, sus numerosas ceremonias. Una de las que, probablemente, es fundamental para resaltar tanto el poderío del imperio,  como la seguridad que Sus Majestades gozan en su trono es, sin duda, la majestuosa celebración del cumpleaños de la Reina, o desfile de saludo a la bandera (Trooping the Colour) que se celebra todos los años, casi siempre el segundo sábado del mes de junio, (ha sucedido hace pocos días y eso motiva esta nota) bajo un ceremonial que no ha cambiado sino en pequeñísimos detalles a lo largo de su extensa historia.
Consiste en un desfile, en toda regla, realizado por los Regimientos de los Ejércitos Británicos y de la Commonwealth; se conoce desde, por lo menos, el siglo XVII aunque puede tener raíces muy anteriores.  Su significado, eminentemente guerrero, ha devenido en la depuración de sus aspectos más ceremoniales, que ya no guardan relación alguna con lo que sucedía en campos de batalla, donde la bandera de un regimiento se usaba como punto desde donde ese regimiento salía a la defensa, por lo tanto, esos regimientos debían tener oficiales que marcharan entre la tropa, lenta y cuidadosamente, mostrando su bandera para que los soldados pudieron reconocerlos. Es el inicio de lo que hoy se conoce como "El Saludo a la Bandera”  y que desde 1748 es también la ocasión escogida para celebrar públicamente el  cumpleaños del soberano y la publicación oficial de la lista de Honores Reales otorgado por el Monarca en su cumpleaños. Es  presenciado por la familia real al completo, invitados especiales y público en general y se transmite en vivo por la cadena BBC.
 



Por cierto, no es inusual que la fecha de cumpleaños de un monarca reinante se deje pasar como una festividad íntima y familiar, para celebrarse con gran fastuosidad en medio de ceremonias públicas, en otra fecha cualquiera más conveniente (España, Holanda y Dinamarca lo hacen, por ejemplo) aunque nadie con empeño tan notable. Comienza con la procesión de Su Majestad La Reina a lo largo de The Mall (la avenida que une el Palacio de Buckingham con el Arco del Almirantazgo) escoltada por un regimiento de Caballería Montada, después de recibir el saludo protocolario (se conoce como The Royal Salute) e inspeccionar las tropas de la división: Los Guardias de a pie y La Guardia Montada y las tropas del Rey o La Real Artillería Montada. Cada año uno de esos regimientos de Guardias a pie, es seleccionado para “enseñar” su bandera a todos los rangos de Infantería.  Luego, todo el ejército, debidamente acompasado desfila ante la reina, quien a la vez recibe un saludo especial desde la base organizacional.  Equipados con su armamento reglamentario, La Real Artillería precede en el paso a las tropas a caballo, que realizan una marcha al paso y al trote.  Entre tanto, las bandas de música de las divisiones a pie, interpretan las marchas militares en compañía de un batallón de percusionistas, uno de gaitas escocesas y otro de caballería montada para hacer un total de 400 músicos en escena.
A su llegada a Palacio, la Reina ve pasar la marcha posterior desde las puertas y recibe el saludo de 41 salvas, que se escenifica en los jardines y dirige los miembros de la familia real en su salida al balcón, donde es aclamada por el pueblo antes de cerrar el desfile con el paso de la Real Fuerza Aérea desde el balcón.
La bandera de un regimiento, representa su espíritu de servicio y honra a sus soldados caídos; por lo tanto la perdida de una bandera o la captura de la bandera del ejercito enemigo, era tenido o bien como una gran vergüenza, o como la mayor gloria posible en el campo de batalla; por lo tanto, las banderas de un regimiento son veneradas por oficiales y soldados de todo rango, secundados solamente por la bandera del soberano reinante; pero, sólo los batallones de infantería tienen banderas, o estandartes; en el caso de la Real Artillería su estandarte son sus armas. Los regimientos de rifles, por ejemplo, nunca forman fila y por lo tanto, no llevan estandarte, sus honores en el campo de batalla se los dan sus tambores. Hay una excepción: La Honorable Compañía de Artillería que lleva estandartes y armamento.


Especificidades aparte, conviene dedicarle un minuto a la llegada de la Reina y su familia: lo hacen a bordo de dos carruajes, en ese momento el 3er Guarda abre paso a las carrozas para que la Familia Real entre a las dependencias de la caballería montada y vea el paso de la ceremonia desde una ventana central del primer piso de lo que fuera la oficina del Duque de Wellington.  La procesión de la Reina y el Duque de Edimburgo se hace a bordo de un Carruaje Victoriano de 1842 con monturas de marfil arrastrado por un par de caballos Grises de Windsor. Tras ellos vienen los Coroneles Reales. El Príncipe de Gales, (Guardia Galesa)  el Duque de Kent, (Guardia Escocesa) la Princesa Real (Guardia Azul y Real) y el nuevo Coronel, graduado en 2011: el Duque de Cambridge (Guardia Irlandesa) 
A partir de allí, todo es celebraciones y saludos. El de las reales caballerías ante la Reina, cuyo cumpleaños se celebra en esta ocasión, en una cita de impresionante colorido al que SM Elizabeth II, no ha faltado sino una vez (no por culpa suya), desde que subió al trono hace 60 años.

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