Cuando se conocieron, hace ahora dos años, ambos (según el decir de las buenas y malas lenguas) supieron casi de inmediato que lo suyo sería tan trascendental como el escaso tiempo ha demostrado. Ella, una princesa sueca recuperándose de una honda herida de amor – acababa de poner fin a la relación más seria que se le había conocido hasta entonces gracias a comprobadas infidelidades públicas de su prometido – y Él, un joven y exitoso hombre de negocios, ligado al área financiera, soltero de oro de la escurridiza sociedad neoyorquina, donde todo el mundo se hace a sí mismo y no hay más pedigrí que el que aporten las abultadas (o no) cuentas bancarias de cada quien y la capacidad propia de coleccionar centímetros en la prensa rosa; poco más, la belleza de ella, una de las princesas más bonitas de Europa y la galanura de él, hicieron el resto, SAR Magdalena, Princesa de Suecia, Duquesa de Hälsingland y Duquesa de Gästrikland se comprometía en matrimonio con el apuesto financista Christopher O´Neill el pasado mes de Octubre y empezando una carrera hacia el altar, de la Capilla del Palacio Real de Estocolmo, que pondrá punto final a su naciente fama de “princesa de la noche” ; nada más apropiada para una joven sueca, por cierto.
Es una verdadera historia de amor entre dos personas que parecen no necesitar de la vida nada más que a sí mismos. Chris, como se le conoce ahora en la prensa mundial, es hijo de un importante banquero inglés, Paul O Neil y de una conocida socialité de origen austriaco llamada Eva Maria Walker cuya historia, contada a cuenta gotas, es la más fascinante de todas. Íntima amiga de Ivana Trump tiene encima 4 matrimonios y otros tantos divorcios y se ocupa de 6 hijos, entre propios y adquiridos (Chris es el único varón entre 5 medio-hermanas) de los cuales, por lo menos dos, han emparentado - por matrimonio - con esa parte medio escondida y poco celebre de la realeza europea que forman los condes y condesas diseminados entre Alemania y Austria, viven en castillos legendarios e historiados y se mantienen por obra y gracia del espíritu santo. Lo demás, para Eva María, es hacer caridad y patrocinar el Festival de Estrasburgo (uno de los eventos musicales más “chic” del alto cotarro). A grandes rasgos, ese es el origen del que ahora, por matrimonio también, aporta a la encumbrada familia norteamericana-austriaca-inglesa un parentesco que no se reconocerá en el almanaque del Gotha, pues ha declinado la adjudicación de cualquier título nobiliario; pero existirá gracias a un amor que ayer terminó en gran boda, bien servida y mejor celebrada para el que algunas de las monarquías vecinas sacaron a relucir tiaras y condecoraciones.
SSAARR Silvia y Carlos XVI Gustavo, Reyes de Suecia, parece que no pueden estar más contentos; ella, vestida como siempre de Reina en ejercicio pero con notable acierto, ha ejercido de súper anfitriona y no ha perdido la sonrisa ni un minuto; No es para menos, su hija, que pudo y estuvo a punto de ser llamada la díscola de la casa, se ha casado con el-sueño-de-toda-suegra: guapo, educadísimo, de maneras impecables, amante de la buena literatura y la música clásica, discreto y millonario, Christopher O´Neill puede que siga siendo el sencillo señor O´Neill a quien todos alaban sus múltiples cualidades; pero, le tocará acostumbrarse a los flashes de los fotógrafos, después de todo, y aunque improbable, podrían terminar sus huesos sentados en el trono de Suecia. Una de las joyas más caras de Escandinavia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario