sábado, 30 de abril de 2011

A las tres de la mañana


De haber podido, y a pesar de mi aversión a las multitudes y el relajo callejero, habría estado en Londres para la Boda Real (si, así de farolero soy yo) pero, nada tuve que conformarme con verlo por TV, que a buen seguro es mejor y se disfruta más que en una calle cualquiera de un Londres helado y atiborrado de gente, en el que malamente veras pasar un coche de caballos en el que se adivinen un par de muñequitos de torta.
Si Londres hoy, es una fiesta que lleva varios días andando, yo armé mi fiesta personal, invité amigos y preparé el ánimo para despertarme a las 3 de la madrugada y verlo todo, sin perder detalle. Ese es el cuento que voy a contar aquí, desde ahorita y con cierta demora, para saber que si estuve allí, a pesar de los océanos y que lo disfrute tanto como Elton y todas las testas que aun no han sido coronadas. Como el novio.

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